martes, 17 de junio de 2008

Él pone un disco de música. Sube el volumen. Descuelga el interfono de la calle. Sube un poco más el volumen y acerca el interfono al altavoz. Desde el otro lado de la acera, ella, que se ha ido con las maletas para no volver, escucha la canción. Y no puede ocultar la lágrima que todo el mundo escucha.